IQNA

Hablando con el diario Yeni Safak sobre su aterradora aventura, las madres refugiadas describieron los abusos que tuvieron que enfrentar en su tierra natal y las dificultades encontradas para escapar.

Una de las madres, Dilnur Enver, buscó refugio en Turquía con su hija de cinco años, Tenzile, luego de ser obligada a abandonar a dos de sus hijos en China. Sus padres fueron tomados como rehenes por el gobierno chino y Dilnur perdió contacto con ellos.

El hijo de cuatro años Ihsan y su hija Nezire de siete años permanecieron en Kashgar. Dilnur ya no pudo contactarlos.

"Si vuelvo a mi país, me enviarán de inmediato a un campamento, y para mí esto es peor que la muerte", dijo la mujer.

Otra de las madres que contaron su historia es Rabia Gul. Después de dar a luz a su hijo, Rabia Gul recibió una sentencia de siete años de prisión, mientras que la presencia de su hijo se mantuvo en secreto debido a la política de un hijo impuesta por el gobierno.

"Si no hubiera escapado a Turquía, me habrían enviado al centro de tortura al que llaman campamento", dijo Rabia Gul.

"Muchos de mis familiares han permanecido en estos campamentos, hay un centro de tortura que comienza con violencia sexual", agregó.

Según las imágenes satelitales, los campos de detención de Xinjiang, que se fundaron bajo el pretexto de "reeducación política" para la población musulmana china, se han ampliado en los últimos meses en los últimos meses.

Xinjiang es una región en el noroeste de China que limita con los estados de Asia Central. La mayoría de la población está compuesta por musulmanes turcos uigures.